A Beatriz
obligado ora pro nobis
comulgar en misa de diez
séptimo día Aleluya Aleluya
la ruina de mi nostalgia
¿Cómo eran mis domingos hermana?
algunos tras noches de estudio
auroras teñidas de café negro
otros amables
besos escondidos en el matiné
concertando encuentros bajo Las Nubes de Calder
jugando a ciegas a ser mujeres
así nos hicimos
a las tardes de silencios asfixiantes
días de alacena estrecha donde la esperanza sobra
ajeno a mi historia
presto a emprender su propio vuelo
ahora escribe fugaz el hijo y nieto
con aleteos de mariposa
con dedos que se pierden en el tiempo
el libro nuevo
Después en la tarde
el gol estalla
se abre el abanico
de la conocida soledad en compañía
Ileana Hernández Grillet
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